domingo, 25 de febrero de 2018

La fábula de Alan: El tonto de Faunalandia.

Alan toma la palabra, en este caso escrita, para presentar su fábula. A partir de este punto será él quien narre. Antes de eso, os informo de que, si queréis descargarla en formato PDF, tan solo tenéis que hacer clic en la imagen. Os dejo con Alan. 


Hola a todos los alumnos o visitantes del blog. Mi fábula se llama “El tonto de Faunalandia”. Los personajes principales y secundarios más importantes que aparecen en mi fábula son: El burro, que representa la ignorancia; el león, que representa el poder y la fuerza; el búho, que representa la sabiduría; y los cazadores, que en este caso representan la codicia. Tanto como en el título y como en la trama, me inspiré en la biografía de “el tonto’l pueblo”, un personaje del juego de mesa de “Los Hombres Lobo de Castronegro”, el cual en una entrada anterior de este blog, ha sido presentado y explicados sus objetivos y propósitos. Bueno, al grano. Es una fábula escrita en prosa, como las de Esopo.

¿Creerán los demás al burro, el más tonto de la aldea, al avisarles a todos de que Faunalandia está en grave peligro? ¿O le ignorarán porque, a fin de cuentas, siempre ha estado soltando absurdeces y nunca ha dado en el clavo, hasta el momento?



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Si quieres descargar la fábula, haz clic sobre la imagen.

Espero que os guste ;-)


El tonto de Faunalandia

Había una vez, oculta en lo más profundo del bosque, una aldea llamada Faunalandia, en la que los animales convivían en armonía. El burro, el más tonto, ignorante e ingenuo de la aldea, que decía tonterías como “¡el cielo se está cayendo!” o “¡la tierra se hunde!”, salió a pasear.
En ese momento, fue el único testigo de que unos cazadores estaban entrando en la aldea. El burro fue a avisar al león, el rey de la aldea. Pero, como era de esperar, nadie le creyó porque siempre decía absurdeces. De pronto, los cazadores  empezaron a atrapar animales. El león no tuvo otro remedio que pedir consejo al búho, el más sabio de la aldea. El burro tenía una idea, pero nadie le quiso escuchar. Cuando descubrieron que capturaron al búho, el león le preguntó al burro qué idea tenía, pero el burro, con lo tonto y olvidadizo que era, se le olvidó la idea. En el momento en que los cazadores atraparon al burro al león y a los demás, toda la aldea se arrepintió de no hacer caso al burro.

FIN



Moraleja:
Haz caso al tonto aunque diga “tonterías”,
pues por muy absurdo que parezca,
puede estar en lo cierto


lunes, 19 de febrero de 2018

Fábulas

Las fábulas son creaciones literarias breves cuyos protagonistas son animales que se comportan como seres humanos, ya que hablan y actúan como personas. Pueden estar escritas en prosa, tal y como hizo Esopo, o en verso, al estilo del ilustre Félix de Samaniego. En las fábulas late un mensaje moralizante que se explicita en forma de moraleja. 

                                   FABULA EL LEÓN Y EL CIERVO - Esopo

Una de las tareas que hemos realizado en el aula es la elaboración de una fábula. A continuación vamos a explicar, grosso moso, qué camino hemos seguido:
En un primer momento hicimos una "lluvia de ideas" para anotar todas aquellas palabras que nos evocase el término "fábula". Después, momento para explicar qué es y para qué se usan. Tras esto, repartimos por la clase (dividida en grupos heterogéneos) varias fábulas de Esopo despojadas de su moraleja para que el alumnado pudiese unir cada una con su enseñanza. Finalmente, llegaba el momento de crear nuestra fábula, cada persona la suya, siguiendo una serie de pasos. 
Pues bien, algunos alumnos y alumnas han querido compartir con las personas que lo deseen el fruto de su trabajo.

Si hacéis clic en el nombre de cualquier fábula, la podréis descargar.
¡Te lo advertí! (creada por Adrián)
El tonto de Faunalandia  (creada por Alan).
El pararrayos (creada por Álvaro).
El delfín y el león (creada por Ana).
El león y el burro (creada por Denisa).
La zorra, el león y los escarabajos (creada por Diego).
El perro futbolista (creada por Nacho).



miércoles, 7 de febrero de 2018

Los lobos de Castronegro

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Nos encontramos en una aldea lejana e ignota, curiosamente acogedora y con un aspecto de lo más pintoresco, aunque el lugar esconde un secreto que erizaría el vello a la persona más valiente. 
En un primer momento, la persona visitante concluiría que la vida en Castronegro transcurre de manera anodina, ya que observaría como los aldeanos y las aldeanas realizan los quehaceres propios su oficio y como los niños y las niñas corretean por las empedradas calles de la aldea. Todo normal, salvo por ese pequeño detalle de que cada noche bañada por la luna llena la población de Castronegro merma. ¿Licantropía? ¡Me temo que sí! Algunas personas se transforman en lobo y realizan cacerías por la aldea. Pero...¿quiénes son? ¿cómo puedo saberlo?

El juego de Los lobos de Castronegro es altamente adictivo. En todas las clases donde lo he probado ha dejado una gran huella, o al menos esa es la impresión que de mi experiencia extraigo. Se trata de una herramienta lúdica que proporciona agradables momentos de ocio y diversión y que, además, nos permite trabajar la distinción entre aquello que interpretamos y el hecho que nos conduce a esa interpretación. En este juego nadie conoce la identidad de nadie, por lo que las interpretaciones que cada persona haga de los hechos que acontecen serán meras explicaciones basadas en una visión particular de los mismos condicionada por sus creencias, prejuicios y valores.

Existe un cuento tradicional, según creo de origen alemán, que narra la historia de un hombre al que le desapareció su hacha. Este hombre sospechó que su vecino se la había robado, por lo que comenzó a observarle con detenimiento: caminaba con las formas de un ladrón, miraba sigilosamente como un ladrón, susurraba como un ladrón e incluso sonreía como un ladrón. Furioso por la situación decidió denunciarle. Cuando se dirigía a la comisaría encontró su hacha, se le había olvidado junto a un árbol de su finca. Ahora lo recordaba. En ese momento vio a su vecino y, escrutándole de nuevo, comprobó que se comportaba como se comportaría cualquier persona honesta.  

Nuestra visión de la realidad es parcial debido a los condicionantes de naturaleza psicológica que interfieren en nuestra aprehensión de la realidad. Deshagámonos de aquellas interpretaciones que nos suponen una carga emocional y busquemos esas otras que nos ayudan a sintonizar con nuestros objetivos.