Escribe Álvaro.
Os voy a presentar mi fábula, “El Pararrayos”. Para escribirla me basé en los reyes tiranos de la edad media que no aceptaban las ofrendas de sus esclavos o personas con menor poder que ellos. He aquí mi fábula.
Un saludo
ÁLVARO SAHELICES GONZÁLEZ
EL PARARRAYOS
El
rey León pidió a todos sus súbditos que le entregasen una ofrenda. El ratón
buscó por todo el reino algo que ofrecerle y al final encontró a un comerciante
que le vendió un estupendo invento que se hacía llamar pararrayos.
El
ratón tardó tres días en llevar su ofrenda al rey León, puesto que el
pararrayos pesaba mucho. Cuando llegó se lo ofreció al Rey explicándole su
funcionamiento. El rey León le dijo con soberbia:
-Yo,
siendo el rey, no lo necesito.
El
ratón al oírlo se marchó cabizbajo e instaló el pararrayos, que tanto le había
costado conseguir, en su casa.
Unas
semanas después, unas nubes tormentosas traían a la zona una tormenta
eléctrica.
El León dormía plácidamente en su cueva cuando
un rayo cayó sobre una roca cercana, la roca cayó bloqueando la cueva y el León
quedo atrapado dentro de ella. Pasaron los días y a pesar de los esfuerzos de
toda su corte, era imposible mover la roca y el León comenzaba a debilitarse
debido al hambre y la sed.
Mientras
tanto, el ratón y su familia excavaron un pequeño túnel en la parte posterior
de la cueva, a través del cual le llevaron comida y agua.
Cuando
el rey León vio al ratón, lo reconoció rápidamente y muy agradecido le dijo:
-¡Qué
necio y soberbio he sido contigo!, muchas gracias por tu ayuda, no se debe
rechazar nunca un regalo hecho con buena intención.
Moraleja:
“A
caballo regalado no le mires el dentado”
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