Hola:
Pensad en la cantidad de cuerpos astronómicos que conocemos...Muchos, ¿verdad? Ahora tratemos de situarlos mentalmente en algún lugar del inconmensurable espacio. Para facilitar las cosas, tomemos en consideración los astros conocidos y pongámonos manos a la obra: puede ser que, en un primer momento, hayamos pensado en la Vía Láctea, que es la galaxia en espiral donde se encuentra el Sistema Solar, y donde, a su vez, se localiza nuestro planeta, la Tierra.
Durante este ejercicio, seguro que os habréis imaginado un montón de cuerpos, como estrellas, planetas, satélites, etcétera. La gran pregunta es...¿cómo pueden estar esos cuerpos de masas descomunales suspendidos?
Isaac Newton, hace ya muchos años, arrojó luz sobre este asunto formulando la Ley de Gravitación Universal. Es de valorar el trabajo de otros grandes pensadores, como por ejemplo el gran Galileo Galilei, que sirvieron de trampolín a los estudios de Newton.
Los cuerpos celestes se encuentran colocados en el espacio de manera armónica. Algunos de ellos describen ciertos movimientos en forma de órbita alrededor de otros, por ejemplo: el núcleo del Sistema Solar es, como bien conocemos, el Sol. En torno a él (y en torno a sí mismos) giran los planetas.
Algunos planetas, como la Tierra, cuentan con satélites naturales, en este caso la luna, que giran en torno a esos planetas y en torno a sí mismos también. Como si fuese una instalación artística de inefable belleza, todos esos cuerpos describen unos movimientos tan perfectos como, por otra parte, predecibles por los astrónomos que los estudian. No olvidemos que esto es ciencia, no magia. Y precisamente por eso os propongo una tarea para darle al coco.
Haz clic en la imagen y prepárate para mediar por el planeta Tierra.
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